Jesús, ¿cómo has podido elegirme a mí para ser santo? ¿cómo puedes quererme tanto, y siempre? A mí que tantas veces me comporto como un auténtico tonto. Hay temporadas o momentos en los que ni siquiera me aguanto a mí mismo, me canso de ser como soy, de no poder cambiar, me asombro de mis reacciones, me harto de algunos de mis defectos,... Sinceramente, a veces me cuesta amarme a mí mismo, aceptarme como soy. Y Tú, Señor, que me conoces perfectamente, eres fiel y me amas siempre, y siempre me disculpas, y siempre me perdonas, y siempre me redimes, y siempre me aceptas, y siempre vuelves a confiar en mí.
Y por otro lado, tantas veces he despreciado tu gracia, tu Persona, tu amor, tus planes. Señor, me duelen mis pecados, mis faltas de amor. Quiero que me duelan con toda el alma. Has sido mi Redentor no sólo una vez, sino tantas veces cuantas me has perdonado. ¡Ojalá que nunca te hubiera ofendido! En tus manos encomiendo mi espíritu; me has redimido, Señor. Pastor divino, Tú has descendido del cielo para buscarme como oveja perdida, y cada día desciendes sobre el altar; diste tu vida para salvarme: no me abandones. En tus manos encomiendo mi alma, acéptala en tu clemencia, y no permitas que jamás me separe de ti. Por mí derramaste toda tu Sangre: Te pedimos que nos ayudes, puesto que nos has redimido con tu Sangre. Ahora eres mi abogado y no mi juez; suplica para mí el perdón. Gracias, perdón y ayúdame más. Señor Jesucristo, te ruego que tu Pasión sea fuerza que me fortalezca, proteja y defienda; que tus llagas sean comida y bebida que me alimente, calme mi sed y me conforte; que tu Sangre lave todos mis pecados; que tu Muerte me dé la vida eterna y tu Cruz sea mi gloria. Que en eso encuentre el alimento, la alegría, la salud y la dulzura de mi corazón. Hazme santo, mi Dios, aunque sea a palos. No quiero ser Invocaciones a Jesús Redentor / Índice
Cerrar![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
Viernes