Habla, Señor, que tu siervo escucha. Jesús mío, también esta mañana has venido a visitar mi alma; te doy gracias de todo corazón. Ya que has venido a mí, te pido que me hables, dime qué quieres de mí. Aunque muchas veces no he escuchado tu voz, hoy sí quiero oírte: dime lo que quieras que haga, pues estoy dispuesto a todo. ¡Ojalá te hubiera amado siempre! ¡Cuántas ocasiones de amarte he despreciado! Te amo, Redentor mío; te amo, Dios mío; sólo aspiro a amarte con todo mi corazón y a entregar mi vida por tu amor, ya que Tú quisiste morir por mí. Jesús, te entregaste todo entero por mí diste tu Sangre, tu vida, todos tus sudores, todos tus méritos; no tenías más que dar. Yo me entrego todo a ti; te doy mi cuerpo, mi alma, mi voluntad; ya no tengo más que darte, si más tuviera más te daría. Pero Señor, haz que te sea fiel; no permitas que cambie mi voluntad y te abandone.
Quiero pedirte perdón y consolarte por todas las ofensas que continuamente recibes. ¡Qué bueno has sido conmigo! ¡Te pido perdón por todos mis pecados! Te amo con todo mi corazón, me pesa haberte ofendido tantas veces, y me propongo, con tu gracia, no volver a ofenderte en adelante. Me entrego a Ti y pongo en tus manos mi voluntad, afectos, deseos y todas mis cosas. Dios mío, Tú eres todopoderoso: hazme santo. Haz que te ame mucho, haz que trabaje para tu gloria, y que consiga todo lo que te agrade. Tú me diste la vida, haz que la gaste en servirte a ti y por ti a todos los hombres. María, acércame a Dios; haz que confíe en ti y que siempre acude a ti: con tu ayuda debes hacerme santo. Así lo espero y te lo agradezco. Oh, Jesús, ayúdame, hazme tuyo de veras: que arda y me consuma, a fuerza de pequeñas cosas inadvertidas para todos. Señor, Tú eres el de siempre. Dame la fe de aquellos varones que supieron corresponder a tu gracia y que obraron -en tu Nombre- grandes milagros, verdaderos prodigios...Sé que los el obstáculo de tu Voluntad. Quiero corresponder, quiero ser generoso... Pero, ¿qué querer es el mío? ¡Señor, sólo quiero servirte! ¡Sólo quiero cumplir mis deberes, y amarte con alma enamorada! Hazme sentir tu paso firme a mi lado. Sé Tú mi único apoyo. Jesús, en tus brazos confiadamente me pongo, escondida mi cabeza en tu pecho amoroso, pegado mi corazón a tu Corazón: quiero, en todo, lo que Tú quieras. Señor, que nos haces participar del milagro de la Eucaristía: te pido que no te escondas, que vivas conmigo, que te vea, que te toque, que te sienta, que quiera estar siempre junto a Ti, que seas el Rey de mi vida y de mi trabajo. Jesús mío: lo mío es lo tuyo, porque lo tuyo es mío y lo mío lo abandono en Ti. Te pido que esta comunión me dé fuerzas para creer más en Ti, para amarte más y para mantenerme cerca de Ti durante todo el día. Quiero estar siempre contigo, Jesús, porque Tú me amas y yo quiero saber amarte. Quiero tenerte siempre en mi corazón para tener tu fuerza y lograr serte fiel en todo. Necesito especialmente tu fuerza para vivir con delicadeza y reciedumbre la virtud de la santa pureza que tanto te agrada. Dame la fortaleza de los mártires para ser valiente ante la tentación impura, para vencer mis malas inclinaciones. ¡Antes morir que pecar! Si Tú estás conmigo, te seré fiel. Para terminar, te hago una súplica muy especial: Mira, Jesús; tu Iglesia y el mundo necesitan hombres y mujeres generosos, que se entreguen a Ti para ser apóstoles tuyos. Elige de entre nosotros a los que quieras; llama y da la valentía de dejarlo todo y seguirte para ser sembradores de tu doctrina de amor y portadores de tu salvación. Invocaciones a Jesús Redentor / Índice
Cerrar![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
Sábado