Dios mío, aquí tienes a tus pies a un hijo tuyo que te ha fallado muchas veces. Has perdonado muchas veces mis pecados; yo, despreciando tus cuidados y tu cariño y la ayuda que me prestabas, una y otra vez te he fallado. Otros han pecado en medio de tinieblas, pero yo lo he hecho rodeado de luz. No obstante, escucha la voz de este Hijo tuyo, que acabo de ofrecerte y que ahora está en mi pecho: El es quien pide para mí tu misericordia y tu perdón. Perdóname, por el amor de Jesucristo, pues me duele de todo corazón haberte ofendido.
Sé que gustosamente te enterneces con los pecadores, por el amor que tienes a Jesucristo. Así, pues, por el amor de Jesucristo, enternécete también conmigo. No me eches de tu presencia, aunque me lo merezco; perdóname y cámbiame. Si antes he despreciado tu amistad, ahora la estimo más que todas las riquezas del mundo. Prefiero tenerte a ti antes que tener todas las riquezas y todos los goces del cielo y de la tierra. Atráeme hacia ti. Ayúdame a hacer de buena gana y con alegría mi trabajo, y a llevar con paciencia y buen humor las contrariedades y el cansancio. Que me mortifique por amor a ti. Concédeme el espíritu de una humildad verdadera, por el cual pueda gozarme en ser miserable e imperfecto. Enséñame a hacer tu voluntad, y señálame lo que quieres de mí, pues eso es lo que quiero hacer. Acepta, Dios mío, el amor de este pecador que hasta ahora te ha olvidado muchas veces, pero que desde ahora quiere amarte de verdad y ser tuyo. Dios mío, espero amarte por toda la eternidad por eso quiero empezar ya en esta vida. Y porque te amo, deseo que todos te conozcan y te amen; por consiguiente, Señor, puesto que me llamaste a servirte, haz que por ti trabaje y me dedique a salvar almas. Todo esto lo espero por tus méritos, Jesucristo; y por tu intercesión, Madre mía, María. Todo lo refiero a Ti, Dios mío. Sin Ti -que eres mi Padre-, ¿qué sería de mí? Dame, Señor, el amor con que quieres que te ame. Jesús, si alguna vez se insinúa en mi alma la duda entre lo que Tú me pides o seguir otras ambiciones nobles, te digo desde ahora que prefiero tu camino, cueste lo que cueste. ¡No me dejes! Creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo, creo en Dios Espíritu Santo; espero en Dios Padre, espero en Dios Hijo, espero en Dios Espíritu Santo; amo a Dios Padre, amo a Dios Hijo, amo a Dios Espíritu Santo. Creo, espero y amo a la Trinidad Beatísima. Jesús, sabiendo que te quiero y que me quieres, lo demás nada me importa: todo va bien. Jesús mío, quiero corresponder a tu Amor, pero soy flojo. ¡Con tu gracia, sabré! ¡Oh, Jesús! Si, siendo como he sido -pobre de mí-, has hecho lo que has hecho...; si yo correspondiera, ¿qué harías? Quiero parecerme cada vez más a Ti; pensar como Tú, hacer las cosas como Tú las harías; querer a los demás como Tú los quieres. Jesús, yo sin Ti no puedo nada. Contigo lo puedo todo. Que nunca jamás me separe de Ti. ¡Señor, purifícame de mis pecados! Señor me gustaría quererte más que nadie. Que yo haga siempre lo que te agrada. Ayúdame a estudiar por Ti, a trabajar por Ti, a esforzarme en todo por Ti. Que todo lo haga por tenerte contento. Creo , Señor, haz que crea con más firmeza. Espero, Señor, haz que espere con más confianza. Te amo, Señor, haz que te ame con más ardor. Me arrepiento , Señor, haz que tenga mayor dolor.
Invocaciones a Jesús Redentor / Índice
Cerrar![]()
![]()
![]()
![]()
![]()
Jueves