Cerrar

!Tú vales mucho más que tu pereza!

Fuente: Apaleado por la pereza(Antonio Pérez Villahoz)

La pereza es un defecto que humilla mucho a quien lo padece. Nadie, en su sano juicio, desea estar dominado por la comodidad y el “me apetece”. Todos, cuando caemos una y otra vez en sus trampas, nos sentimos desesperanzados, abatidos en lo más hondo de nuestro interior. De cara a fuera podemos disimular que nos da igual, pero en nuestro corazón experimentamos la profunda soledad del que se siente vencido de antemano, del que se considera incapaz de salir de sus garras y de dejar de vivir entre sus mentiras.

Por eso, convéncete de lo siguiente: pase lo que pase con tu vida, te ocurra lo que te ocurra en adelante, triunfes o fracases... ¡tú vales mucho más que tu pereza!

Si tus padres y las personas que procuran ayudarte, te insisten una y otra vez en la necesidad de que luches en este campo, es porque la pereza es una enfermedad agresiva para la persona. La acaba anulando por completo.

La pereza te roba muchas cosas, seguir el «me apetece» te acaba dejando en la más absoluta de las soledades ¡Pero tú vales mucho más que eso! ¡La pereza tiene solución siempre y cuando tú pongas de tu parte y siempre y cuando tú te dejes ayudar!

Por eso, quien bien te quiere, te hará luchar. Te insistirá una y otra vez en despertarte, en sacarte de esa modorra interior y exterior en que te has ido metiendo tú solito. Sacudirá tu conciencia, gritará a esos fantasmas que llevas dentro de ti. Te respetará siempre, pero no por ello dejará de atizar a ese hombre bueno, a esa mujer buena, que llevas dentro de ti con el fin de que salgas de las garras de la pereza.

La desesperanza es la peor de las tentaciones. Es un sentimiento interior de profundo fracaso, es una vocecilla malvada que te susurra al oído que no sirves para nada..., que lo tuyo no tiene solución ¡Y eso es una gran mentira!

¡Hay mucha gente que te quiere... hay mucha gente a la que le importas de verdad! Por eso, en tus noches oscuras, en esos días malos que todos tenemos, convéncete de que ¡tú vales mucho más que tu pereza! Y si sabes implorar la ayuda del cielo y aprovechar el bien que te hacen las personas que te quieren, acabarás ganando esta batalla. Serás una persona feliz.

Como a todo hijo de vecino, te costarán las cosas, y habrá días en que querrás mandarlo todo a freír puñetas, pero es entonces cuando debes dejarte ayudar más que nunca... Encerrarse en uno mismo y dejarse dominar por la pereza es una tarea muy fácil de lograr. Salir de ella, ser una persona de provecho, contenta de sí misma, generosa con Dios y con los otros..., no se logra dándote dos palmaditas en la espalda. Exigirá sacrificio por tu parte, empeño, lucha, lágrimas de fatiga y esfuerzos de verdad... pero adquirirás entonces la firme convicción de que tú siempre, hasta en tus días más horribles, has valido mucho más que el juicio que de ti susurraba la pereza...

La esperanza, las ganas de luchar, tener ilusiones que llenen... es una necesidad que tenemos todos. Son las razones de nuestra vida, el motor por el cual nos movemos y actuamos. La pereza quiere hacerte creer que eres un fracasado, que no sirves para nada, que jamás nadie te querrá porque te has convertido en un desecho... ¡No la escuches... porque es mentira! ¡Es la burda falsedad de una canalla que desea solo amargarte la vida! La pereza sabe muy bien que un joven sin esperanza está en el terreno idóneo para hacerle caer en las peores sombras de nuestro yo podrido.

¡No piques, por favor! Es verdad que tendrás que luchar, pero solo el deseo de querer salir de esta situación, solo el hecho de querer dejarte ayudar, será la mejor de las soluciones. Muchos antes que tú han vencido esta batalla y más todavía son los que han descubierto la gozada que se esconde tras el esfuerzo de la pelea... ¡Por eso, tú vales mucho más que tu pereza!